Un esclarecedor artículo sobre el monte de Barreiros firmado por Marey, Rodríguez y Crecente, de la Universidad de Santiago, en la Revista Galega de Economía del año 2005, muestra las vergüenzas de nuestro sector forestal. Explotaciones de tamaño medio de 1 hectárea, de propietarios absentistas en el 50% de los casos y en el otro 50%, actividad marginal de propietarios de 65 años sin formación forestal.
Resulta sorprendente que esto no sea percibido como un "problema nacional" en una comunidad con un 65% de territorio forestal. Yo al menos lo veo como un problema del que merece la pena escribir una entrada en mi blog.
Efectivamente, más de la mitad de nuestro territorio, también en Ribadeo, es monte. A menudo se lee "bosque" (p.e. en el último número de Empresa y Finanzas, "el periódico económico de Galicia"), pero bosque, o fraga, es el bosque natural, ya casi extinto en nuestro concello. Hoy lo que tenemos es cultivo de árboles, cultivo de madera, cultivo de papel, que se planta, se deja crecer y se corta. Decía un catedrático amigo que el monte es al bosque lo que el ejército es a la sociedad. Una sutil diferencia en su diversidad: de especies, de tamaños, de edades, de objetivos...
Leo en ese diario que hoy el reto de nuestras explotaciones de madera es la certificación forestal, el sello de calidad. Pues bien, ese sello es producto de la exigencia de los consumidores. Sabrán que hoy tenemos dos formas de votar: una es en las urnas, cada cuatro años. Otra es al comprar, cada día. Claramente hoy por hoy, esta segunda va tomando cada vez más importancia. Pues bien, hoy por hoy quien compra algo de madera, y especialmente en Europa, prefiere que esa madera haya sido extraída cumpliendo la legalidad, sin explotación de los trabajadores, respetando los suelos y las aguas de la zona, reservando parte de la vegetación natural de las parcelas, etc. En definitiva, explotaciones respetuosas con los valores ambientales del entorno.
No hay que ir muy lejos para buscar los modelos, pues coinciden con el esquema propuesto en su día con las UXFOR, hoy extintas definitivamente por el gobierno de Feijoo: asociaciones de propietarios que juntan un mínimo de 25 hectáreas, de las que se reservan las de mayor calidad, riberas de cauces, etc, y el resto se explotan conjuntamente, permitiendo conjugar los resultados económicos con el respeto ambiental. Frenada esa iniciativa, estamos hoy en un impass que a nadie favorece.
Urge poner en marcha modelos tipo UXFOR en Ribadeo, desde el gobierno municipal se debe incitar a ellas mediante la imposición máxima a las parcelas rústicas sin limpiar, desincentivando el mantenimiento de propiedades abandonadas, que suponen obtener un beneficio económico a costa de incrementar el riesgo de incendio para todos.
Sobre esas grandes unidades se podrían realizar planes de ordenación forestal que incluyan barreras de especies frondosas para el fuego, zonas que resultarían hábiles para el uso recreativo y micológico, reducir el actual monocultivo de eucalipto con otras especies, siguiendo criterios técnicos en función de la calidad del suelo y la orientación, incluso contemplar la entrada de ganado en donde fuera compatible para reducir costes de desbroce.
En definitiva, un monte más diverso y mejor organizado, con teselas de bosque, recuperando la vegetación de ribera en todos los pequeños cauces, sería un avance para todos, un monte rentable que permitiría generar empleo, reducir el riesgo de incendio y compatibilizar los usos forestal y recreativo.
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