Sigo curioseando con los resultados de
las encuestas del CIS. Ahora más rápido porque IU está sacando
informes sobre lo mismo, y no quiero que me lo pisen.
En el post anterior me refería a lo
que los ciudadanos dicen que van a votar, muy diferente de lo que
sale de la cocina del CIS. En este, un breve análisis de quienes no
muestran sus preferencias por ninguna opción.
En la siguiente gráfica he incluído
las respuestas “abstención”, “voto en blanco”, “voto
nulo”, “no sabe”, “no contesta”, y la suma “abstención+no sabe".
He incluído en la serie histórica,
que va desde 1996 a la actualidad, las cuatro convocatorias
electorales, para observar la relación entre lo que se responde al
CIS con lo que finalmente sucede. Es fácil localizar los resultados
electorales en el gráfico por los picos de la línea amarilla: la
abstención real es sistemáticamente muy superior a la indicada en
las encuestas (no hay papeletas de no sabe o no contesta).
Voto nulo: Hasta hace dos años
las encuestas nunca detectaron un número de respuestas significativo
declarando que se va a realizar un voto nulo, sin embargo en los
últimos sondeos es frecuente encontrar un 0,2%. En las elecciones,
sin embargo, el voto nulo -tal vez por error- es sistemáticamente
superior al declarado, mostrando una leve tendencia creciente,
acercándose al 1% en 2011.
Voto en blanco: Al contrario que
el nulo, en las convocatorias electorales el voto en blanco ha sido
inferior al declarado, rondando el 1%, sin mostrar la tendencia a
subir que sí muestra en las encuestas (en las primeras alrededor del
3% y en las más recientes cerca del 7%).
No contesta: Desde
el 7,5% de las primeras muestras de la gráfica se ha producido un
descenso sostenido hasta alcanzar los actuales valores de 2,5%. Es a
mi modo de ver un dato significativo, que habla de madurez
democrática y pérdida de miedo a declarar las propias convicciones.
No sabe: Esta respuesta parecía
que iba en descenso en las últimas décadas, pasando de valores
próximos al 17% a medias del 15%. Sin embargo desde las últimas
elecciones ha ido creciendo hasta alcanzar máximos históricos,
superando el 21% y quedando sólo detrás del 24% del último sondeo
previo a las elecciones del 14M de 2004. Lo interpreto también como
muestra de madurez: cada vez más gente se pregunta qué debería
votar (y no lo ve claro).
Abstención: La opción de la
abstención venía siendo apoyada en las encuestas del CIS por un porcentaje
próximo al 10%, que en la anterior legislatura ascendió hasta alcanzar puntualmente el 15%. Los valores
actuales superiores al 20% no tienen precendentes.
Una
curiosidad: la intención de abstenerse muestra una apreciable reducción en los sondeos próximos a las convocatorias electorales, mostrando tal vez el efecto movilizador de las campañas electorales. En las elecciones, sin embargo, la abstención
es siempre superior a la que se venía indicando, al incluir a muchos de quienes venían respondiendo NS/NC.
La línea amarilla de la abstención
muestra picos que marcan la abstención real correspondiente a las convocatorias electorales.
Por ser estos valores similares a la
suma de las respuestas “abstención”+“no sabe”, he incluído la línea gris que representa la suma de ambas (como aproximación a la abstención real).
Si esto fuera correcto, y dado que los últimos sondeos dan máximos históricos tanto
a la abstención como al “no sabe”, podríamos encontrarnos ante
valores previsibles de abstención real próximos al 45%. Como se ve
en la gráfica, en las cinco últimas convocatorias nunca superó el
30%. Como en la anterior entrada, estamos ante una situación sin precedentes.
NOTA: Todos los porcentajes de las gráficas son sobre el censo.
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