jueves, 26 de mayo de 2011

Partidos unidos o partidos partidos

Carme Chacón se borra de las primarias ante el riesgo de provocar una ruptura en su partido, pero ¿qué rotura? Las diferencias ideológicas en el seno del PSOE no parecen muy evidentes. Es cierto que cualquier gran partido se obliga para ganar adeptos a cubrir un amplio espectro ideológico, pero lo cierto es que los discrepantes, si los hay, ocultan su opinión al gran público.
En estos años el partido socialista ha realizado una política social de centro izquierda, manteniendo sin embargo una política económica básicamente neoliberal. Finalmente la crisis ha acentuado su opción por una salida coherente con las corrientes económicas dominantes hoy en el mundo occidental.
Pero si ese es el perfil de la cúpula del PSOE, no lo es su base social. El perfil del votante socialista incluye un elevado porcentaje de izquierda social y económica que no aprueba la opción del gobierno de seguimiento acrítico de las directrices de Bruselas. En este contexto, un proceso de primarias podría delatar, visibilizar y acentuar esas diferencias entre el mundo económico neoliberal cuajado de todos los grandes intereses financieros y empresariales que rodean a los grandes partidos y una base social crítica con ese conglomerado.
Mejor que no lo sepamos, que mantengamos la ficción de un partido de izquierdas como alternativa a otro de derechas (la viñeta del banquero con sombrero de copa, una marioneta de Rajoy en su mano derecha y una de Zapatero en la izquierda). En la hipótesis de un debate auténtico y profundo sobre el balance de los poderes político y financiero en España y en Europa (hoy día el único debate) que pudiera llegar a romper el partido, o a su base de vontantes, la debacle sería enorme debido a la penalización a la división por la ley electoral.
La unión hace la fuerza, como bien sabe el Partido Popular, cuyo gran éxito es precisamente haber asimilado en su interior corrientes mucho más heterogéneas que las del PSOE con aparente normalidad. Así, pronazis, fascistas, ultracatólicos, democristianos, neoliberales, centristas, etc., conviven en aparente armonía ligados por el pegamento del pragmatismo: fuera hace un frío que pela.

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