Es Europa la que nos obliga a tomar estas medidas impopulares, duras, que no querríamos tomar. Es la demanda europea de reducción del déficit a toda costa y su empecinamiento en no actuar contra la especulación que enriquece a los poderes financieros y empobrece a los ciudadanos. ¿Qué podemos hacer desde Galicia, desde Madrid, si no es aquí donde se toman las decisiones?
Parece mentira tener que escuchar estas cosas en las pretendidas democracias avanzadas de occidente, pero todos los días están en los medios de comunicación, difundidos por periodistas, políticos y tertulianos.
Como si las políticas europeas no fueran de derechas ni de izquierdas, como si las teorías económicas fueran inmutables, como si todos los países del mundo en todas las épocas de la historia hubieran salido así de sus crisis.
NO SEÑOR: las políticas europeas son las de la derecha europea, las que se vienen implementando con el beneplácito del partido popular español, que un día dice que no hay otro camino y al día siguiente dice que lo hace obligado. Y así nos lleva por el largo y tortuoso camino único que vio Zapatero en su iluminación de mayo de 2010 y que profundiza en deprimida espiral en el agujero donde estamos.
¿O es que escuchamos a nuestros políticos clamar en Europa, un día sí y otro también, por un cambio de modelo económico, por las tasas a las transacciones financieras, por el cierre de los paraísos fiscales, por el final del secreto bancario?
Señor Rajoy, señores tertulianos, señores periodistas: róbennos, pero no se rían en nuestra cara: es su modelo, el mundo según su derecha neoliberal.
El 99% estamos creando el nuestro. Al tiempo.
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