A veces son así: primero piden una bolsa de chuches y luego lloran porque les duele la barriga.
De igual manera, los mercados nos obligan a renunciar a crear empleo para priorizar el pago de la deuda y luego nos castigan por el grave riesgo de que con tanto paro no seamos capaces de pagarles el año que viene.
La culpa es de los padres, que los malcrían.
Me gusta la última frase en su contexto mundial.
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