Volviendo al debate preelectoral, entiendo que el PSOE lo ha hecho mal: no cambió la ley del suelo al llegar al poder, no pinchó la burbuja creada por el PP, sino que la dejó crecer hasta reventar, declaró su amor al crecimiento y a la bajada de impuestos, y tras mostrar su convicción sobre el papel crucial de la inversión pública, cambió de parecer forzado por la ortodoxia neoliberal imperante en Europa sin reconocerlo, haciendo ver que su conversión era auténtica. La explosión del paro derivada de la burbuja y las políticas de ajuste los manda derechitos a la oposición, para que gobierne el PP.
Que es como decir que gobierne quien redactó la Ley del Suelo, quien inventó la burbuja, quien no precisa convencimiento alguno acerca de las políticas de ajuste que llevarán al paro a más gente, a la que, eso sí, se la ayudará a salir de tan lamentable situación eliminando los beneficios sociales y reduciendo las ayudas a los desempleados...: forzádolos a trabajar por cuatro perras, que es al fin lo que desea la CEOE y la salida neoliberal a la crisis. Una competitiva Corea del Sur europea.
Es lo que tenemos enfrente, y lo que los medios de comunicación tradicional nos van a vender más o menos solapadamente durante estas dos semanas de campaña electoral. Queda sólo la web para intercambiarnos mensajes de desconsuelo, de rabia, de desolación o de esperanza. En la web podemos incluso vislumbrar lo que podría ser, conocer en profundidad esas alternativas posibles pero cercenadas por nuestro corto sistema. Podemos, quien sabe, soñar con un despertar a lomos del 15M de esa sociedad indignada que impida en las urnas que seamos otra vez la derecha contracíclica de una UE que quizás aproveche la legislatura de la explosión del petróleo para tomar grandes decisiones.
Y es que no nos jugamos sólo nuestro futuro, sino el de todo el planeta. Sólo un gran consenso mundial puede enfrentar el gran poder financiero, y ese consenso nos necesita a nosotros como necesita a todos los pueblos del mundo. No es el momento de quedarse en casa, hay que salir a votar al tercero en discordia, allá en la circunscripción en que nos encontremos. Si no es por convencimiento absoluto, sea al menos por dar un pescozón al sistema: no al original, no a la copia. Necesitamos un gobierno al menos condicionado por quienes quieren cambiar este sistema moribundo.
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