Lloramos porque sube el petróleo, pero no dejamos el coche. Lloramos porque sube la luz, pero nos reímos del ministro que nos regala bombillas de bajo consumo. Lloramos porque suben el agua, pero no recogemos los dispositivos de ahorro que reparte el Concello (comprados con el dinero de todos, claro está).
Tal vez sea simplemente que aún no estamos tan mal, pero nuestra incongruencia tiene un toque infantil y personalmente me resulta exasperante. Por supuesto hay muchas culpas que echar, pero para hacerlo primero deberíamos exigirnos a nosotros mismos. Primero recogemos la bombilla y luego recriminamos a las eléctricas su desidia en la mejora de infraestructuras y a los políticos su falta de control sobre los beneficios de éstas.
Primero ahorramos agua y después denunciamos el mal estado de las infraestructuras y la baja calidad de aquélla. Primero reducimos a lo indispensable el uso del coche y después tachamos de ocurrencias a las medidas de ahorro del gobierno.
La reacción de protesta airada combinada con la propia inacción viene a ser lo de la avestruz hincando la cabeza en tierra: como si por dar dos gritos en el bar fuéramos a parar algo. Como si por conducir más deprisa, incrementando la demanda de gasolina, su precio fuera a bajar antes. Como si fuéramos capaces de ahorrar agua o luz manteniéndose éstas baratas. No es así, no lo hacemos.
En Galicia, cierto es, lo tenemos más difícil para motivarnos: excedentarios en agua y electricidad, nos parece innecesario cambiar nuestros hábitos. Sin embargo, vivimos en un mercado global, y el precio de las cosas no lo marcamos nosotros. Una vez privatizados los servicios públicos, nuestra luz puede viajar a Francia o Portugal, al mejor postor. Respecto al agua, dejar de subvenvcionarla es una orden que viene de Europa.
Claro, la actitud de los políticos, nuestra referencia a la hora de tomar postura (qué mala costumbre), no ayuda nada. El Partido Popular defiende la subida del agua en Galicia, porque la hacen ellos, mientras critica la subida de la luz o las medidas de ahorro de energía. El PSOE, por su parte llama la atención por el tarifazo del PP en la factura del agua de los gallegos tras considerar imprescindible otra subida de la luz. Qué ocasiones tan hermosas para hacer pedagogía apoyándose mutuamente en medidas que sin duda van a favorecer una reducción en nuestra presión sobre los recursos naturales.
A ninguno nos gusta pagar más por lo mismo, pero toca apechugar y aprobar la estrategia de manera general. Eso sí, a continuación hemos de fijar nuestra atención en los detalles, que es donde habitualmente anida el diablo, para denunciarlos y exigir su corrección siempre que sea necesario.
Hola Iván. Creo que das totalmente en el clavo. Es más fácil echar la culpa a los demás y mirar hacia otro lado, que empezar por plantearse honestamente cuál es la parte de culpa de cada uno, y cómo poner nuestro granito de arena.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Enrique, y bienvenido. Creo que tienes toda la razón: a menudo no es dificil tomar medidas, y de ello voy hablando poco a poco aquí. A ver cuánto tiempo duro.
ResponderEliminarNos vemos.