viernes, 13 de enero de 2012

Ministros sobradamente preparados (II)

Ciertamente estos ministros son más viejos que los anteriores. No digo más maduros ni mejores gestores, algo que sería de agradecer y que a menudo se adquire con la edad, lamentablemente me refiero a viejos en un sentido peyorativo: esa vertiente de la vejez que nos hace cerrarnos a todo lo que viene, sea bueno o malo, a renunciar a aprender e interesarse por lo nuevo. En un mundo que va tan deprisa como el nuestro, elegir las opciones del pasado puede llevarnos a un retraso aún mayor. Por el contrario, si somos los primeros en optar por el futuro, podemos adelantar una década con respecto a nuestros vecinos más conservadores.
Lo digo porque si hay una opción meridianamente clara en la actualidad, por la que conviene optar cuanto antes por razones sociales y ambientales, y por tanto económicas, es por la economía verde. Aún nadie sabe exactamente cómo va a funcionar, pero hay indicios por todas partes de que hay que correr hacia las renovables, hacia la agricultura y ganadería ecológicas, hacia la protección ambiental, a la limitación de la contaminación en la agricultura y la industria, a la movilidad sostenible, la bicicleta, el coche eléctrico y el ferrocarril, hacia el consumo medido y los trabajos de media jornada con horarios compatibles con el de nuestros hijos. El sueldo, el suficiente.
Pero no parece que vayan por ahí los tiros. Prórroga a las nucleares, prospecciones de petróleo en Canarias, regasificación en Tenerife, tarifa de la luz congelada (¿callan las eléctricas?), revisión de la ley de Costas ("¡nos gustan los chiringuitos!!"), vuelve a colear el pacto del agua de Aragón y el trasvase del Ebro... Ocho años para pensarlo, pero no traen ninguna idea nueva. Ya entonces no eran unos visionarios.
Qué más da: corra el dinero para constructoras y energéticas, y los bancos, sus accionistas, a costa de nuestros impuestos para proyectos sin futuro en un país sin visión de futuro.
Tal vez piensen que va a volver el milagro de Seseña, y a coger el tren en marcha donde lo dejaron, pero han pasado cuatro años, y ahora las cosas las vemos de otro modo: hubo burbuja, hubo Prestige, hubo e-coli, hubo crisis financiera, hubo revoluciones, hubo Fukushima y hubo 15-M. Las cosas ya no las vemos como entonces, hay cosas que ya no podemos creer.
Coño, que larga se me está haciendo esta legislatura.

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