sábado, 26 de marzo de 2022

Os tempos son chegados

 1. Afrontamos ya la crisis energética definitiva. Todas las fuentes fósiles se acercan a su máximo de producción y entre ellas la más importante, el petróleo, ya lo ha superado. De todos los "petróleos", el de mejor calidad, el apto para la fabricación del gasóleo que mueve la economía global, está desde hace tres años en franco retroceso.

2. Ante esta realidad geológica, cualquier estrategia de subvencionar el coste de este combustible está abocada al fracaso a corto o medio plazo. Debemos afrontar ya el problema y organizar el futuro adaptado a una disponibilidad decreciente de gasóleo.

3. Las consecuencias de la competencia global por el recurso son imprevisibles, pero en el mejor de los casos el encarecimiento y la posterior escasez son inevitables. Sus efectos en la economía también. De las olas que vienen, sin duda la del gasóleo será (es ya) la primera y la de mayor impacto en la economía global: el gasóleo es el transporte, la sangre del sistema.

4. Un reciente artículo de Pedro Prieto en crisisenergetica.org expone que en España el 60% del petróleo importado se dedica a producir gasóleo (otras fracciones serían el 10% gasolina, el 4% GLPs...). El gasóleo producido se divide en tres tipos: el gasóleo A (coches, furgonetas), el gasóleo B (profesional, bonificado para determinados sectores: maquinaria agrícola e industrial, motores pesados, pesca) y el gasóleo C (más pesado, usado para calderas y sistemas de calefacción). 

5. El consumo de ese gasóleo se reparte de la siguinte forma:

 

Como vemos, la mitad aproximadamente del gasóleo producido se dedica al transporte pesado de personas y mercancías por carretera, mientras que la cuarta parte lo consume el vehículo privado y sólo una octava el gasóleo profesional. Por su parte, el consumo para calefacción e industria se reduce a un 6% del total.

6. Si las previsiones de la Asociación Internacional de la Energía se cumplen, en 2025 podríamos disponer de aproximadamente la mitad de petróleo que durante el máximo de hace dos años. Aunque no fuera así de forma general -para todos los derivados-, las noticias de restricciones, racionamiento y compras aceleradas de gasóleo en el mercado internacional en los últimos días indican que esa tendencia muy probablemente se cumplirá para el éste debido al ya mencionado agotamiento del petróleo de mejor calidad.

7. Lo previsible -y razonable- ante esa situación es que se pongan en marcha políticas (más bien a que no se obstaculicen las señales de precios) tendentes a reservar la mayor cantidad de este combustible para los usos en los que no es reemplazable: la agricultura, la pesca y la maquinaria pesada) y de forma temporal para el transporte pesado por carretera. Es decir, que a muy corto plazo se promueva el abandono del vehículo privado de motor diésel, y a medio plazo se articule la tantas veces reclamada red ferroviaria para el transporte de mercancías de media y larga distancia.

8.  Dado que esta evolución no se va a frenar, y las tensiones de precios tenderán por el contrario a incrementarse, urge comenzar ya a promover la transformación de los otros sectores dependientes del petróleo. En el sector agrario, hacia la reducción del uso de combustible, fertilizantes y pesticidas empleando prácticas agroecológícas y permaculturales y en el ganadero hacia la ganadería extensiva.

9. El cambio de rumbo para el mundo rural supone un viraje de 180 grados en las políticas que hasta hoy mismo orientan a nuestras granjas hacia una mecanización e intensificación y que hoy se demuestran insostenibles. Una transición tan brutal necesita la asunción del problema por la sociedad, lo que precisa de un esfuerzo pedagógico y un compromiso por nuestros dirigentes similar al realizado frente e la pandemia. 

10. Por otro lado, el incremento generlizado de costes derivado del encarecimiento del petróleo, del gas y de la electricidad, reducirá la capacidad de gasto de la ciudadanía, ralentizando la economía y abocándonos a una nueva crisis de empleo. 

11. Para amortiguar ese incremento y garantizar un suministro energético mínimo para tod@s, deberemos intervenir las empresas energéticas: en este marco no podemos mantener unos oligopolios que actúan con opacidad e impunidad y que están aprovechando la carestía para obtener beneficios escandalosos. La sociedad no lo admitirá.

12. Una empresa pública de la energía, complementada con la promoción de comunidades energéticas tanto para la autoproducción de electricidad como para mejorar el ahorro y la eficiencia serán claves para democratizar el acceso a lo básico. A la apertura de oportunidades legales debe sumarse el impulso a su implementación desde oficinas de asesoramiento de las administraciones locales, que pueden movilizarse también creando empresas municipales de energía renovable.

13. Del mismo modo, la carestía y posible escasez de los alimentos ligada al inevitable colapso del sistema agroalimentario globalizado debe afrontarse también desde lo local, impulsando estrategias de producción alimentaria periurbana de vegetales y pequeños animales que integren el cierre de ciclo de la fracción orgánica de los residuos a través de su compostaje. 

14. En el mismo impulso a la soberanía alimentaria de nuestras villas y ciudades debemos integrarl la recuperación de la gestión pública del agua, que permita implementar estrategias de eficiencia reduciendo el impacto de la factura a través de tarificación por bloques e instalando dispositivos de ahorro de bajo coste en los hogares.

15. La crisis económica que se avecina podría crear grandes bolsas de desempleo y exclusión. Para afrontarla, considero primordial la puesta en marcha por los municipios de estrategias locales de resiliencia, que creen comunidad a través de la formación en producción alimentaria, rehabilitación energética y energías renovables, y  fomenten la creación de cooperativas pymes o empresas públicas que impulsen estos sectores generando comunidades más resilientes.


 

 Referencias:

- Prieto, Pedro, 2022. "Pónganse en la cola para exigir ayudas o reducción de impuestos". En crisisenergetica.org

 

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